miércoles, 8 de junio de 2011

Una rueda del pasado y presente

Pronto serán las cinco de la tarde, volveré a mi casa y, un día más, estirada en mi cama y oliendo la mezcla de aromas que se mezclan los unos con los otros en mi cojín y, entre los cuales, uno destaca sobre los demás, separándose de todos ellos para introducirse por mis orificios nasales distinguiéndose y haciéndome comenzar a recordar los pasados meses. Cuando el miércoles por la tarde, a ésa misma hora, sonaba la melodía del timbre de la casa y yo, con gran ilusión, bajaba las escaleras y hacía girar la llave una vez, y luego otra más hasta que, finalmente, al otro lado, aparecía el rostro que para mí continúa siendo el más bello. Pero la diferencia es que ahora llegaré a las cinco, me tumbaré en mi colchón y esperaré a que suene ésa dulce melodía que en un tiempo me hizo ser la niña más feliz del mundo, aunque sepa que tal cosa no sucederá.

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